Un lunes en la plaza de Santa Cruz después de salir de la peña sevillista de tomarse unas cervezas.
- Currito: Hombre Palermo, que de tiempo, ¿dónde te metes?
- Palermo: Aquí vengo del colegio Altair de recoger un trofeo.
- Currito: ¿Un trofeo?
- Palermo: Sí chiquillo. Como soy un hombre de fútbol ejemplar, todos los años me lo reconocen.
- Currito: Pero Palermo, si en la chapita pone Pepito García, entrenador de Montequinto.
- Palermo: Tss. Calla, calla. Qué no se ha dao cuenta nadie.
- Currito: Qué personaje estás hecho.
- Palermo: Bueno, ¿y por aquí que se cuece?
- Currito: Ahí voy a la libreria La Milagrosa a comprar una libreta y un bolígrafo.
- Palermo: ¿Pero tú todavía estás en el colegio?
- Currito: ¡No hombre! Es para apuntar los goles en San Pablo. Que por lo visto al marcador le ha llegao el apagón analógico y tendrán que llamar a Leonardo pa’ que le pongan el TDT.
- Palermo: ¡Vaya plan!
- Currito: Además, ahora me va a servir para hacer un cálculo.
- Palermo: ¿Mirando el reloj?
- Currito: Sí, estoy contando las horas que hay en un día.
- Palermo: Tiene 24 horas, Currito.
- Currito: Eso es un montonazo, ¿no?
- Palermo: Sí, según se mire.
- Currito: Pues celestes y azulinos no tienen otra ocurrencia que poner sus partidos a la misma hora cuando los dos juegan en casa.
- Palermo: ¿Qué ferretería está más cerca, Ferindu o la del Genil?
- Currito: Yo que sé. Yo tengo fobia a las herramientas.
- Palermo: Es pa’ comprarme una motosierra.
- Currito: ¿Y eso?
- Palermo: Pa’ partirme en dos… a un hombre de fútbol no se le puede hacer esto.