Alberto Castro: «Me da pena que el fútbol en Écija esté en este estado»

Entrevistamos a un hombre que siempre tiene el gol entre ceja y ceja, hablamos del ecijano Alberto Castro.

Alberto Castro Reyes (Écija, 1989) es uno de esos futbolistas que da gusto escuchar. El delantero, que formó tándem con Juan Delgado en el último ascenso del Écija a Segunda B, ejerce como readaptador deportivo en el Burgos C.F. y a su vez, por raro que parezca, compite en Tercera División con el Real Burgos, donde está marcando unos registros inimaginables cuando aterrizó.

A poco de llegar al mes y medio de confinamiento, el astigitano pudo regresar el jueves 12 a su casa con su familia, “en cinco minutos cogí una mochila, al perro y me vine con el preparador físico, que es de Huelva”. Como toda la población, lleva estos días como buenamente puede, “dentro de lo que cabe, por suerte estamos con la familia. Tenemos una casa amplia y estamos bien. Tengo el privilegio de tener espacio para poder entrenar día a día con la mayor normalidad posible. Trato de tener la misma rutina de entrenamiento semanal que llevaba antes, donde aparte de seguir las instrucciones del equipo, adaptándonos a los medios y con ciertos materiales que tengo aquí y de la clínica, pues me diseño mis propios entrenamientos. La verdad que en ese sentido contento. No me estoy quieto. Entreno 5 ó 6 días a la semana”. Pero no solo es entrenar, “por las mañanas estudio, hago cosas de la casa y entreno, y por las tardes hago sesiones individuales a chavales que estoy recuperando del Burgos.También aprovecho para escuchar música, leer artículos que me interesan sobre mi profesión, con el fin de estar todo el día ocupado”.

Castro nos quiso explicar sus funciones como readaptador en el Burgos C.F., conjunto que milita en Segunda B, ahora, “les realizo entrenamientos virtuales a través de videollamadas, donde les hago el seguimiento. Me encargo de hacerles trabajos más individualizados y preparar tareas específicas preventivas para los jugadores”.

«Cuando te dan mayor responsabilidad y confianza es clave para que la pelota entre».

Pese a tener contrato con la entidad histórica blanquinegra, Alberto se encuentra cedido en el Real Burgos C.F., “la verdad que puedo combinar las dos cosas”. Y no le va nada mal, “pese a la peculiaridad de incorporarme un poco más tarde a un equipo que no conocía, gracias al grupo humano que hay se ha ido salvando las situaciones complejas, y a medida que hemos ido avanzando en la temporada hemos ido haciendo buenos partidos y disfrutando más”. Y es que el cuadro rojipardillo es undécimo después de acumular a final y principio de año ocho derrotas consecutivas, para después contrarrestarlo con cinco victorias seguidas antes del parón por el COVID-19. 

En cuanto a lo personal, vemos a un Castro más goleador a sus 30 años, siendo pichichi del grupo con 16 goles, ¿te encuentras en tu mejor momento futbolístico? “No sé si será mi mejor momento o no, pero es verdad que a nivel de confianza y de goles pues ya supero por uno mi mejor cifra en Tercera”. Y es que tuvo la suerte de “hacer goles desde el primer partido y cuando te dan mayor responsabilidad y confianza es clave para que la pelota entre”.

Nos entró curiosidad por conocer las principales diferencias existentes entre el grupo octavo y el décimo, “es un poco complicado explicarlo. Yo veo que en el grupo décimo hay un mayor número de equipos que proponen un juego más combinativo y te exige mucho orden táctico, y el grupo 8 se practica un juego más directo. Hay algunos equipos que proponen pero generalmente son más intensos y fuertes en esa manera de jugar. Son pocos los equipos que tienen la forma de jugar tan exigente como se tiene más al sur, Zamora, Segoviana, sería por ejemplo algunos de ellos. Estos tienen un grandísimo nivel que se asemeja a los mejores equipos que pueda haber en el grupo décimo”.

Hay muchos comentarios sobre las decisiones que se pueden llevar a cabo por parte de la Federación para la conclusión del campeonato, pero qué opina el astigitano, “comparto la idea de dar por terminada la liga por muchas ganas que tengamos de seguir jugándola”.  En cuanto al tema de los ascensos, “yo ahí realmente no sé ni que opinar (risas). Sé que hay equipos que sí dicen los 4 primeros no están de acuerdo y que debería ser los 8. Entiendo al que lleva toda la liga arriba o haya hecho un proyecto para subir, pero jugar una liga de 8 lo veo hasta excesivo. A mí me es un poco indiferente. Lo que sí comparto 100% es jugar una liguilla a partido único con los equipos de arriba, bien sea los 4 o los 8 primeros y que no haya descensos. Se trata de dar una solución rápida, y por esa regla de tres, los 4 primeros se lo merecen más que los otros 4”.

Antes de llegar a Tercera División, el delantero pasó por algunos equipos de inferior categoría, los cuales los cataloga como de transición, “he estado mucho tiempo jugando por ahí, por la manera de llevar mis estudios adelante, entonces Morón fue una de esas posibilidades. Yo estuve jugando en Gerena pero hubo problemas que me dificultaron ir a entrenar y lo tuve que dejar y en Morón me lo ponían más fácil y con unas buenas condiciones. Se hicieron buenos números y ascendimos que era el objetivo”.

También quisimos preguntarle por su periplo por el Polinario de Puente Genil, donde nos confiesa, “tengo un sabor agridulce”. El ariete ecijano nos explica tras salir del Écija, “decidí el cambio pero el año y medio que estuve no arrancó como me hubiera gustado. Llevaba mi negocio y demás, y hubo una serie de circunstancias que me influyó en mi estado anímico también y eso me perjudicó a nivel de lesiones, porque tuve más que nunca. Eso me paraba la continuidad cuando me la daban, y cuando estaba bien no me daban esa continuidad. Fue un poco dificil la verdad”. El astigitano piensa que no encontró la confianza suficiente, “soy una persona que se exige bastante, además de responsable, y ahí no se me llegó a dar esa confianza, no por parte de la directiva, nunca llegué a conseguir esa confianza y continuidad, y las lesiones también me jugaron una mala pasada”. Pese a las circunstancias, no tiene ningún pero a la entidad rojinegra, “era un club que hacía las cosas bastante bien, con una directiva muy seria, con unos valores fuertes y difíciles de encontrar en el fútbol y un grupo de compañeros espectacular. Sensación agridulce de no haber podido disfrutar y de ser quien creo que puedo ser jugando”.

Dos etapas en Écija, aunque la primera transitoria con Hristo Vidakovic en 2010, “me pilló muy jovencito. En ese momento estaba en el Betis y me dicen de ir cedido al Écija, y evidentemente, no me lo pensé”. Recuerda que nada más llegar fue titular en el campo del Roquetas, “estaba Edu Espadas sancionado, y la verdad es que no me lo esperaba”. Aquellos meses en San Pablo le sirvieron para “aprender mucho de los compañeros, pero lo cierto es que a esa edad era difícil que tuviera la cabeza en su sitio y poder sacar tu máximo partido en el campo. Tenía que madurar aún bastante. Fue una experiencia más, que me sirvió muchísimo, sobre todo para disfrutar”.

Nuevamente en el mercado de invierno, aunque esta vez cinco años después, y en Tercera División de la mano de Juan Ramón Martín, volvió por la ciudad de las torres, “había ganado seguridad jugando y tenía más experiencia, que realmente es lo que había echado en falta antes. Creo recordar que llegué con Juan Ramón, con Jorge de preparador y estaba bastante contento. Todo empezó a ir bien desde que llegué en Navidad e hice una buena cifra de goles”. Y en verano llegó el técnico Juan Carlos, “desde primera hora me sentí más seguro y con más confianza. Son muchas las razones para pensar que son los mejores años que he disfrutado del fútbol, tanto por el grupo, por el cuerpo técnico, por todo lo que se consiguió, por el estilo de juego, por los números personales…”. 

«Se llegó a confiar tanto en el grupo y entre nosotros que sabíamos que le íbamos a dar la vuelta a los partidos cuando hacían falta».

Aquella temporada 2016/17 no quedará para nadie en el olvido, y más tras conseguir el ascenso a Segunda B, “lo vas valorando a medida que pasa el tiempo. Es difícil encontrar un grupo con esa humanidad, con ese buen rollo entre nosotros. Aportando y dando la cara el uno por el otro y saber que al mando había un líder como era el entrenador, que se le respetaba, pero sin embargo era uno más de nosotros. Una directiva que te trataba con mucha humanidad, que al fin y al cabo eso en el fútbol, muchas veces, se deja a un lado y es importantísimo que sean tan cercano”. Alberto reconoce, “nosotros seguimos recordando ese estilo de juego y lo que disfrutamos jugando. Yo nunca he estado tan tranquilo jugando al fútbol, pese a los nervios de que te estabas jugando cosas bonitas. Se llegó a confiar tanto en el grupo y entre nosotros que sabíamos que le íbamos a dar la vuelta a los partidos cuando hacían falta y además controlando los partidos. La verdad es que fue un disfrute enorme y encima de todo, los resultados que estaba dando y lo que se consiguió imaginate, fue inolvidable”. 

Sin embargo, tras una gran temporada en Tercera, tu experiencia en la categoría de bronce fue efímera, “es verdad que el play off no lo jugué en las mejores condiciones. Es una de las cosas que me he quedado con la espinita. Me lesioné en el último partido de liga del tobillo, me provocó mucho daño y dolor. Lo arrastré durante toda la liguilla”. Y es que el jugador enfatiza que “en verano ya hubo ciertas formas de actuar o dudas conmigo que no me gustó. De jugarlo todo y ser máximo goleador junto a Juan Delgado, en apenas un mes no me llegaban a decir las cosas claras. Empecé a desconfiar”. Además, en lo deportivo asegura que, “después empezamos a entrenar y yo no estaba del todo bien y justo antes del primer partido, cuando ya estaba recuperado, sufro entrenando una rotura en el isquio. Me perdí las tres primeras semanas”. A partir de ese traspiés explica, “no tengo la misma importancia en el equipo siendo prácticamente los mismos compañeros. Había cosas que no me llegaban a convencer y tampoco yo me encontraba bien jugando porque todo me pesaba en la cabeza, a la vez que mi negocio, y no fue fácil tomar la decisión de dejar el equipo y dejar al lado esa ilusión que afrontas ese año de Segunda B para disfrutarlo con ese grupo de amigos e irte a un equipo de Tercera, que pese a que también había grandes amigos, pero bueno se dejaba todo eso atrás. Fue bastante duro y difícil, sinceramente”. Por lo que saca en claro, “cuando el fútbol en vez de alegrarte o provoque esa ambición acaba pasando factura a tu vida personal, es mejor tomar decisiones”.

No quisimos perder la oportunidad de conocer la opinión con respecto a la actualidad en el fútbol astigitano, “pese a ser una persona que está al margen y que seguramente no soy el más apropiado para hablar de nada de eso cuando no lo conoces al 100%, pero lo que es innegable es la pena que me da que el fútbol en Écija esté en este estado”. Se acordó de los canteranos, “da igual como se llame el club, da igual quien lo lleve, pero lo que está claro que la ilusión que ha habido siempre aquí por el fútbol y la de chavales por jugar en un primer equipo que ha llegado a jugar en Segunda División, ahora mismo se vean sin posibilidades de aspirar a nada en el equipo de su ciudad. La verdad es que es doloroso”. En estos momentos añora el pasado, “si echamos la vista un poco atrás y vemos todo lo que hemos vivido y todo lo que hemos disfrutado hace apenas dos o tres años, la verdad es que nadie se lo podría creer. Es una pena. No se debería echar por tierra todo ese trabajo que se ha llevado”. Así que desea que “se retome esto de la mejor manera posible. Yo es que ni me lo creo. Hace nada, todo el pueblo estaba enchufadisimo con el fútbol. Ibas por la calle y te decían cosas y todos esperando a los partidos en casa y ahora ya no se habla de fútbol, y si se habla, no son comentarios positivos”.

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